miércoles, 9 de mayo de 2007

Soberanía y Sufrimiento.

por Roger Smalling (uno de los primeros autores reformados que leí)


Miré entre la multitud esperando bajo la carpa. El gentío usual: una mezcla interesante de caras ecuatorianas, desde niños hasta ancianos. Unos pocos adolescentes se escondían tímidamente en las sombras, temerosos de ser vistos por sus amigos. Muchos habían escuchado el rumor de que los "gringos" estaban exhibiendo películas bajo la carpa. En este pueblo no había ninguna sala de cine y pocos tenían televisores, lo que hacía nuestra campaña evangelística el mejor espectáculo del momento.

Esta típica multitud sudamericana tenía una cosa en común. Ninguno había escuchado una exposición clara del Evangelio. Lo que yo iba a predicar en los próximos minutos tenía que ser simple y claro. Comencé diciendo: "iDIOS ES UN DIOS BUENO!"

Cuando declaré esto, me di cuenta de que aquellos que serían salvos esa noche, enfrentarían pruebas en los meses venideros. Sería necesario ayudarlos a entender quien es Dios y lo que significa "bueno". Supe también que este proceso de aprendizaje no es fácil.

Cuando la gente comienza a madurar en Cristo, pronto se da cuenta que la definición de la palabra “bueno” no es tan obvia como pensaba previamente. Eventualmente, el convertido sufre un revés, una enfermedad en la familia o un problema financiero. El aprende de la Biblia que Dios es Todopoderoso. ¿Por qué entonces Dios no resuelve este problema? Sus amigos le dicen que el diablo lo causó. ¿Significa esto que Dios no tiene control sobre el diablo?

Muy pronto la brigada local de la fe informa al convertido que el problema es debido a su falta de fe. Le dicen que es su culpa. El nuevo convertido se pregunta ¿Depende todo de mi? Pero él no se siente capaz para asumir el problema.

En breve, el convertido se encuentra ante el viejo dilema: la Soberanía de Dios y el sufrimiento de los justos.

¿Es posible responsabilizar a Dios mientras continuamos amándole y confiando en El?

El único problema con el lema "Dios es un Dios bueno", reside en un posible malentendido de la palabra "bueno". A veces pensamos que la palabra bueno es equivalente a lo que nos agrada. Dios tiene otra cosa en mente. ¿Es lo que nos agrada realmente el bien mayor? o ¿Es que Dios tiene en mente algo más importante que lo que nos agrada?

"BUENO"......¿QUIEN LO DEFINE?

Algunas personas suponen que la prioridad más alta de Dios es el bienestar del hombre. Por lo tanto ellos definen "bienestar" en términos de beneficios: Salud, Riqueza, Paz y Seguridad. Estamos totalmente engañados si imaginamos que hay alguna verdad en estas asumpciones.

Hay al menos 2 cosas más importantes para Dios. Veamos una de ellas en Romanos 8:28-29 [cite versiculos].

Notemos en este texto que el propósito final de Dios es que seamos conformes a la imagen de Cristo. La prioridad más alta de Dios es la santificación. Llegar a ser como Cristo es nuestro bien mayor, no nuestra comodidad. Esta prioridad es tan alta que Dios aún nos puede hacer temporalmente infelices para que al final tengamos una felicidad suprema.

Recientemente, leí un comentario que me chocó grandemente: "La meta final de la santificación es nada". Después de recuperarme del impacto, yo tuve que aceptar esta aseveración. La santificación es la meta, y Dios nos ama mucho como para renunciar a su compromiso de santificarnos. La santidad no tiene propósito más allá de ella misma. Nuestra felicidad es un resultado de nuestra santificación.

Se sigue entonces, que Dios define el término "bueno" como todo aquello que produce santidad en nosotros. Todos los demás principios de la Escritura están subordinados a esto.

Considerando esto, se vuelve menos sorprendente que los cristianos experimenten pruebas y sufrimientos. Dudoso sería que los creyentes no sufrieran más de lo que sufren.

Otra consideración y acaso la de mayor importancia es la gloria de Dios.

Considere lo siguiente: Dios creó al hombre conociendo perfectamente que este caería. ¿Por qué?

Romanos 9:21 sugiere la respuesta. "¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?"(NIV). La más alta prioridad de Dios es revelar Su naturaleza. El bienestar del hombre es secundario. La historia completa de la redención, la salvación y la condenación, es el escenario en el cual Dios despliega Sus atributos.

C.S. Lewis trajo a la luz el pensamiento extraordinario de que Shakespeare estuvo equivocado cuando dijo: "El mundo es un escenario y nosotros somos los actores". A medida que miramos más de cerca el escenario descubrimos que Dios es el protagonista principal y no nosotros. El es el único sobre el escenario, y nosotros somos meramente el telón.

La gracia no podría existir sin un pecador. Una hermosa flor no podría crecer sin el abono más elemental que es tan repulsivo. Pero, ¿Existe la gracia para la mayoría? iDifícilmente! Si usted hace el mismo favor a todos, entonces esta actitud llega a ser una política general en lugar de un favor. Una vecina nos trae pan fresco hecho en casa, como un signo de amistad especial. Si ella hace esto a todo el mundo, ya no sería un favor especial. La ira de Dios tampoco podría existir sin un pecador. Para demostrar justicia tiene que haber alguien a quien juzgar.

Para creer que Dios nos santificará conforme a su propósito debemos reconocer que Dios es soberano y que no puede fracasar.

Las opciones son claras: El es Soberano o El no lo es.

Hubo una época, no tan lejana, en la historia de la iglesia, en la cual si una persona cuestionaba la Soberanía de Dios era considerada herética. Aún hasta hoy, hay personas que afirman que las manos de Dios están atadas, al menos que alguien ore. Tales declaraciones son una blasfemia porque la Biblia dice:

Daniel 4:35 ".....El hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?".
Salmos 115:3 "Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho".
Salmos 135:6 "Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos".
Filipenses 3:21 "....por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas".
Hebreos 1:3 "....quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder....".
Isaías 46:10 "...Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero".

Pero, ¿Qué sobre el "libre albedrío" del hombre? ¿Está también Dios en control de eso? Siempre escucho que Dios no puede traspasar la voluntad humana. Preguntas como estas surgen naturalmente en este punto. Debemos tratarlas con franqueza porque esto es el meollo del asunto con respecto al sufrimiento de los buenos. ¿No les parece interesante que la gente atribuya rápidamente al hombre lo que ellos le niegan a Dios? ¿Tiene Dios una voluntad libre? Si es así, ¿Cuál libertad domina......la de El o la nuestra? Si decimos "la Suya", ¿Podemos estar seguros que la nuestra es totalmente libre?

Revisemos algunos ejemplos bíblicos:

NABUCODONOSOR

Este rey pagano de Babilonia cometió tres graves errores.

Primero: Se hizo un dios de oro (Daniel 3). i Qué actitud tan típicamente humana!
El hombre quiere un Dios a quien él pueda manipular, y vivir libre de reprensiones por sus pecados.
Hoy la gente es más creativa. En lugar de usar oro, simplemente usa su imaginación e inventa sus propios dioses.

Segundo: Usó cada medio a su disposición para conseguir que otros adoren a su dios falso. (Es una cosa buena que Nabucodonosor no tuvo radio y televisión. El pudo haber tenido éxito.)

Tercero: Atribuyó las obras del Todopoderoso a su dios. (Daniel 4:30)
El Dios verdadero lo llamó loco.

¿Qué hizo Dios al respecto? Dios tocó el interior de Nabucodonosor y le quitó la razón, el libre albedrío y todo. Lo dejó como una bestia por siete años.
¿Necesitó Dios el permiso de Nabucodonosor para hacer eso? ¿Necesitó las oraciones de alguien para llevarlo a cabo?
Después de siete años, cuando Dios tuvo a bien, devolvió a Nabucodonosor su mente.
¿Qué aprendió Nabucodonosor de esta experiencia cuando él recuperó su razón? ".......y El hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, Y NO HAY QUIEN DETENGA SU MANO...."

EL ANTICRISTO Y LAS DIEZ NACIONES

¿Quién va a estar en control de la mente del Anticristo....el falso profeta, la Gran Bestia y las Diez Naciones durante los tiempos finales? ¿El Diablo?

"Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios".
Apocalipsis 17:17

LOS ENEMIGOS DE JESUS
Hechos 2:23 "a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios....." (NIV)

¿CREYERON LOS APOSTOLES EN LA SOBERANIA DE DIOS SOBRE LAS ACCIONES Y LA VOLUNTAD DEL HOMBRE?

Hechos 4:24,27,28 "......y dijeron: Soberano Señor, tu eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay......verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera". (NIV)

¿CONTROLO DIOS A LOS EGIPCIOS?
Exodo 14:17 "Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército...."

Al examinar estos ejemplos bíblicos vemos que Dios puede controlar todo incluso la voluntad humana.

Miles de cristianos hoy en día, no saben que Dios es soberano. Alaban una parodia del Dios verdadero que tiene las manos atadas. Tal concepto de Dios proviene de la cultura moderna humanista en lugar de los conceptos bíblicos. Se puede llamar a este el "dios falso" de la cristiandad moderna.

¿COMO ES ESTE "DIOS FALSO"?
Su ambición más alta es exaltar el maravilloso auto-potencial del hombre.
El espera humilde y pacientemente que el hombre con su libre albedrío le de permiso para hacer algo.
El depende de la fe auto generada por el hombre
El es incapaz de detener a sus rebeldes criaturas quienes frustran Sus planes tomándolo por sorpresa.
Sus manos están atadas al menos que alguien ore.
El está sujeto a un conjunto de leyes espirituales superiores a El mismo.
El recompensa a los hombres con dinero, en proporción directa a la fe que ellos tienen
El no está realmente en control de este mundo.
El no es Soberano.
Sin embargo, por mucho que tal dios agrade a la naturaleza humana, tiene un defecto fatal: iEl no existe!

¿COMO ES EL VERDADERO DIOS?

El Dios de la Biblia es Soberano. El está en absoluto control de todas las cosas.
"El hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra...."ya sea que la razón humana esté de acuerdo o no.
Alguien dice: "iEsto me convierte en un títere!" Yo contesto: iCualquier otra cosa hace de Dios un títere!
Otros añaden: "iPero esto no me parece justo!" Yo les recuerdo la advertencia de Pablo: "Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿Quién ha resistido a su voluntad? Más antes, oh hombre, ¿Quién eres tu, para que alterques con Dios?" Romanos 9:19-20 (NIV)

De esto concluimos que Dios no está bajo ninguna obligación de prestar atención a las protestas de nuestro "libre albedrio" con respecto al proceso de santificación.
Ahora que sabemos la doctrina de la Soberanía de Dios, ¿Dónde esto nos deja? Estamos tratando de explicar como contestar el dilema del sufrimiento de los buenos sin culpar a Dios. Hemos probado que Dios hace como le place, y nada ni nadie lo limita. ¿No es esto empeorar al dilema?

Parece que si. Al finalizar el análisis veremos que no.

Hay cristianos bien intencionados que tienden a negar la Soberanía de Dios para resolver el dilema de un Dios bueno y un mundo malo. Sin embargo, estos cristianos no consideran la posibilidad de que Dios no quiere librarse del dilema. Quizás, El tiene un propósito con tal dilema y no quiere que nadie se lo quite.

Muchos cristianos consideran esta solución completamente aceptable. Ellos sugieren que Dios nos ha delegado parte de Su autoridad y que las respuestas a todos nuestros problemas descansa en nosotros mismos. Sus manos están efectivamente atadas en cierta manera, al menos que actuemos en su favor. Así parece que el dilema está resuelto y podemos abandonar la discusión y olvidarnos del problema.

Pero hay un elemento suelto que nos obliga a revisar esta explicación.
Si Dios ha entregado una parte de Su Soberanía al hombre, entonces Dios no merece toda la gloria. Debemos determinar exactamente que porcentaje de Su gloria El ha cedido al hombre. Solo así sabremos a que grado podemos adorarle. Después de todo, no queremos darle toda la gloria si nosotros estamos parcialmente en control. Eso no sería justo, ¿verdad? Si El ha dado 25% de Su soberanía al hombre, entonces debemos adorar a Dios un 75% y al hombre un 25%. O podemos alterar IICorintios 1:24 diciendo "Porque por el 75% de la fe en Dios estáis firmes. He aquí el otro 25% pertenece a ti."

En lugar de llamarlo el Todopoderoso, vamos a llamarlo el Casi Poderoso. Perdón por todo este sarcasmo, pero es claro que negar la soberanía de Dios nos conduce a un dilema peor.
El error básico aquí está en fallar al distinguir la diferencia entre autoridad compartida y abandono de autoridad. Es como una cuenta corriente conjunta. Si tu añades el nombre de otra persona a la cuenta, esto no te quita la autoridad para firmar los cheques, ni estás limitado a la aprobación de la otra parte. Si tu quieres, puedes arreglar el asunto de tal forma que los otros necesiten tu aprobación , y tu no necesitarlos para nada. Perfectamente legal y lógico.

iQue tremendo error imaginar que Dios ha renunciado a cualquier parte de Su autoridad solo porque El la comparte con algunas de Sus criaturas!

He observado a cristianos que poseen un entendimiento sólidamente bíblico de la Soberanía de Dios. Ellos van a través de las pruebas más fácilmente y raramente preguntan, "¿Por qué permitiste esto?" Entonces, ¿Cuáles son las opciones cuando confrontamos una prueba dura? Tenemos tres opciones, y solo una es la correcta.

OPCION UNO: Acusar a Dios de injusto por meternos en problemas.

Todos las pruebas espirituales consisten en estar aparentemente abandonados por Dios. Si este sentimiento estuviera ausente, dejaría de ser una prueba válida.

Un arma potente para pasar éxitosamente a través de las pruebas, es saber que estas son inevitables. No se preocupe, el saber esto no es una confesión negativa. La realidad es así. Pedro nos advirtió: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese..."v.12.

Culpar a Dios nos da solamente un sentimiento de alivio temporal y superficial.... como tratando de extinguir un fuego arrojándole palos de madera.

OPCION DOS: Someterse pasivamente a la aflicción como la voluntad de Dios, puesto que El es Soberano y pudo haberla prevenido.

Esta reacción es casi tan peligrosa como la anterior. Algunas religiones se aprovechan de este razonamiento para mantener a los oprimidos en sujeción.

En Jueces 3:2 leemos que Dios dejó a los enemigos en la tierra sabiendo que ellos atacarían a Israel. ¿Por qué El hizo eso? Porque quería que los israelitas aprendan a luchar.

Suponga que los judíos hubieran asumido que Dios estaba enseñándoles a ser humildes. Pudieron haberse acostado en las calles y sumisamente dejar que los carros pasen sobre ellos. Habrían aprendido la humildad correctamente, pero esa no era la lección que debían aprender. Algunas veces Dios permite al diablo atacar al creyente para que este aprenda a defenderse.

Recuerdo la historia de un joven estudiante de la Biblia, quien sufrió pruebas severas por varias semanas. Nada estaba marchando bien. Todo el mundo estaba peleándose con él. Una depresión constante lo consumía. Una noche estando solo, súbitamente gritó: "iSatán! en el nombre de Jesús, fuera!" La paz lo envolvió. Se dio cuenta de que Dios le estaba enseñando el arte de la autodefensa espiritual.

Someterse pasivamente a toda prueba y aflicción no es bíblico y es peligroso.

OPCION TRES: Someterse a Dios pero resistir la aflicción, aun si usted sabe que Dios en su Soberanía la ha permitido.

Desde el punto de vista de algunos, nunca en la historia de la humanidad ha existido un aguijón tan puntiagudo como el aguijón de Pablo. Algunos dicen que era una enfermedad. Otros dicen que no.

Al enfrascarse en estas disputas, los cristianos se pierden de los puntos principales de la lección. Si para Dios esto fuera muy importante, el texto señalaría claramente lo que era el aguijón. Observemos algunas reacciones de Pablo con respecto a su aguijón:

Primero, él nunca paró de enfrentar su aflicción. El peleó. Tan simple como eso.

Segundo, observe la forma en que él peleó. Fue con oración humilde y persistente. El le pidió a Dios que se lo quite. El no ordenó a Dios, ni trató de manipularlo. El hizo algo mejor que eso. El simplemente oró.

Nunca trate de manipular a Dios. Cada vez que yo lo intento, recibo palmadas en mi manos.

Note también que Pablo oró más de una vez sobre su problema. Algunos han pensado que es falta de fe orar dos veces por la misma cosa. Pablo no pensaba así. Si mi carro no arrancara al primer intento, yo trataría otra vez hasta que arranque.

La forma como Pablo trató este problema demuestra que el resultado final dependía de la Soberanía del Señor.

Indudablemente, si Dios le hubiera dicho a Pablo que la solución era pararse de cabeza y clamar "Salve al Rey", él lo habría hecho, porque estaba dispuesto a hacer lo que sea que el Señor le dijera que haciera, aun si esto era no hacer nada.

En efecto, "no hacer nada" es exactamente lo que el Señor le dijo que haga. "Bástate mi gracia". Aún más, Pablo no perdió su santa agresividad. El aceptó esa gracia y se aprovechó de ella para glorificarle a Cristo. xxx {cite 2 corintios 11}

xxx Alguien me preguntó acerca de la diferencia entre un ataque satánico y una prueba divina. Realmente no importa. Puesto que Dios es Soberano, ambas circunstancias son siempre lo mismo. Dios permite al diablo atacarnos porque El desea que nosotros lo derrotemos. Si no fuera por el diablo, la iglesia sería perezosa y los cristianos aprenderían poco.

El libro de Job ilustra esto: Dios declaraba la sinceridad de Job, mientras que Satán la negaba. Esto resultó en una prueba de la integridad de Job, siendo Satanás la causa inmediata y activa, y Dios la causa final y pasiva.

Vemos entonces que tanto Satanás como Dios usaron los mismos eventos pero con intenciones opuestas. La diferencia, entonces, entre un ataque satánico y una prueba divina, no está en los medios sino en los propósitos opuestos. Satán quiere probar lo peor de nosotros, y Dios desea probar lo mejor. Así que es un desperdicio de tiempo tratar de encontrar cual es cual. Simplemente sométase a Dios y presente batalla a la aflicción.

"En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno". Job 1:22

Algunas veces la esencia de una prueba espiritual gira alrededor de una pregunta: ¿Cuál es la calidad de nuestro amor?. Amamos a Dios porque El hace buenas cosas por nosotros. Pero en el Reino de Dios esta clase de amor es inferior. El quiere que nosotros le amemos por lo que El es y no por lo que nos da. Esto involucra una elección mental más que emocional. En tiempos de prueba es necesario hacer este tipo de elección.

Lo anterior nos da ciertas pautas para atravesar pruebas ordinarias, pero que acerca de verdaderas tragedias, como la pérdida de un ser amado o un accidente de consecuencias terribles. Estas desgracias difícilmente pueden ser catalogadas como "pruebas".

Un trágico accidente ocurrió durante nuestra conferencia de misiones en Ecuador, en 1981. Un camión que transportaba a casi una docena de jóvenes se volcó debido a un error del conductor que era una dama misionera. Fue un milagro que nadie muriera, pero un niño de 8 años quedó permanentemente lisiado de su pierna derecha. La misionera estaba confusa y se sentía culpable. Pocos días después del accidente, ella me hizo la inevitable pregunta:"¿Por qué Dios lo permitió?

Yo esperaba esta pregunta, así que quise estar preparado con una respuesta. Haciendo a un lado mi propia frustración, le respondí con otra pregunta: "Aun si Dios nos diera la respuesta, ¿aliviaría esto el dolor del niño, o el tuyo? No siempre tenemos explicaciones a las tragedias pero si tenemos la promesa de Romanos 8:28." Para mi gran sorpresa, esta respuesta le dio mucho alivio a la señora.

A veces la única cosa que tenemos es una promesa de Dios. Pero si la creemos veremos que es suficiente para nuestro consuelo.
Los cristianos con un firme asimiento en la Soberanía de Dios atraviesan las pruebas y tragedias mucho más fácil que aquellos que dudan. Esta verdad ha sido el bastión de los santos en todas las edades y a medida que vamos a los tiempos finales, debemos asirnos a ella tenazmente.

No se imagine que soy un sufridor experto porque proclamo estas verdades. Admiro a aquellos hermanos dulcemente pasivos, quienes aceptan las dificultades con una quietud reposada. ¿Son así por gracia o es realmente el resultado de una predisposición natural del temperamento? Sería dudoso si todos mis lectores fueran así. En lo personal, prefiero las rabietas.

Para mi disgusto, descubrí muy temprano que Dios permanece inamovible a mis protestas. El continúa la prueba de todas maneras. Aparentemente, podemos añadir tenacidad a Su lista de atributos. El parece determinado a bendecirnos con cualidades morales que no sabíamos que eran parte del convenio cuando aceptamos a Cristo.

Lamento no haber resistido las pruebas pasadas de manera más victoriosa. Espero hacerlo mejor en el futuro. Sería simple si tan solo pudiéramos encontrar una forma de quitar al sufrimiento un pequeño detalle: iDuele!
Aparte de esto, el sufrimiento sería completamente tolerable.

Digo esto para clarificar que el conocer unas pocas verdades acerca de nuestras pruebas, y su relación con nuestro Soberano Señor, no aliviarán el dolor, ni contestarán a todas las preguntas. Aún dolerá. Pero al menos se vuelven tolerables cuando entendemos que hay significado y propósito detrás de ellas.

Estoy dolorosamente conciente de que los puntos de vista que he compartido no logran explicar bien la expresión "Dios es un Dios bueno". Sería un tonto si pensara esto.

Asi que dejemos el asunto a los pies de Dios, donde El quiere que esté y sigamos con humildad, sabiendo que El es mayor que cualquier concepto que de El nosotros pudiéramos alguna vez imaginar.


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