martes, 8 de mayo de 2007

Los 5 puntos del Calvinismo.



1. Depravación total


Debido a la caída, el pecador es incapaz de creer en el evangelio y ser salvo, ya que está muerto, ciego y sordo a las cosas de Dios; su corazón es engañoso y perverso en gran manera. Su voluntad no es libre, sino que está esclavizada a su naturaleza pecaminosa; por tanto, no quiere -y de hecho no puede- escoger el bien y rechazar el mal en lo que a las cosas espirituales respecta. La mera ayuda del Espíritu, por consiguiente, no es suficiente para traer al pecador a Cristo, sino que es absolutamente necesaria la regeneración en virtud de la cual el Esíritu imparte vida y una nueva naturaleza al pecador. La fe no es algo con lo cual el hombre contribuye a la salvación sino que es en si una parte del don de la salvación. Es el don de Dios al pecador, no el don del pecador a Dios.


2.- Elección incondicional

El que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo se debe únicamente a su voluntad soberana. Su elección de ciertos pecadores no está basada en un conocimiento previo de una respuesta o acto de obediencia (tales como la fe, el arrepentimiento, etc) por parte de los pecadores. Al contrario, Dios es el que da la fe y el arrepentimiento a cada persona elegida. Dichas obras son el resultado, no la causa de la elección divina. La elección, por tanto, no está determinado ni condicionada por virtud alguna u obra meritoria prevista por Dios en el hombre. Aquellos a quienes Dios ha elegido en su soberanía son movidos por el Espíritu Santo a aceptar a Cristo. Por tanto, la causa fundamental de la salvación no es la decisión del pecador de aceptar a Cristo, sino la elección del pecador por parte de Dios.


3.- Redención particular o expiación limitada

La obra redentora de Cristo tuvo como fin salvar a los elegidos únicamente y, en efecto, aseguró la salvación de éstos. En su muerte Cristo sufrió como sustituto por el pecado de los elegidos en particular. Además de borrar los pecados de estos, la redención proveyó todo lo necesario para lograr su salvación, inclusive la fe que los une a él. El don de la fe es impartido infaliblemente por el Espíritu a todos por quienes Cristo murió, garantizando la salvación de cada uno de ellos.


4.- Llamamiento eficaz o gracia irresistible

Además del llamamiento general a la salvación hecho a todos los que escuchan el evangelio, el Espíritu Santo hace a los elegidos un llamamiento especial, el cual inevitablemente los conduce a la salvación. El llamamiento general, hecho a todos sin distinción, puede ser, y a menudo es, rechazado; en cambio, el llamamiento especial hecho solo a los elegidos no puede ser rechazado, sino que siempre resulta en la conversión de éstos. Mediante este llamamiento el Espíritu atrae irresistiblemente a los pecadores a Cristo, ya que no está limitado por la voluntad del hombre en su obra salvadora ni depende del hombre para lograr su propósito. El Espíritu induce benignamente al pecador elegido a cooperar, a creer, a arrepentirse, y a venir a Cristo espontáneamente y voluntariamente. Por tanto, la gracia de Dios es invencible; siempre redunda en la salvación de aquellos a quienes se le brinda.


5.- Perseverancia de los creyentes

Todos los escogidos por Dios, redimidos en Cristo, y a quienes el Espíritu ha impartido fe, son eternamente salvos y perseveran hasta el fin, ya que son preservados en la fe por el poder de Dios, el Todopoderoso.



Nota: Según el calvinismo:

La salvación es efectuada por la omnipotencia del Trino Dios. El Padre escogió a un pueblo, el Hijo murió por él, y el Espíritu Santo hace efectiva la muerte de Cristo conduciendo a los elegidos a la fe y al arrepentimiento y a que voluntariamente obedezcan al evangelio. El proceso completo (elección, redención, regeneración) es obra de Dios y es únicamente por gracia. Por tanto, Dios y no el hombre, determina quienes han de ser los que reciben del don de la salvación.


REAFIRMADO, por el Sínodo de Dort

Este sistema de teología fue reafirmado por el Sínodo de Dort en 1619 por habérsele reconocido como la doctrina de la salvación contenida en las Sagradas Escrituras. El sistema fue entonces formulado en “cinco puntos” (en respuesta a los cinco puntos sometidos por los arminianos) y desde aquel entonces ha sido conocido como “los cinco puntos del calvinismo”.


Tomado del libro "La Predestinación" de Loraine Boettner que puede ser descargado desde aquí. uno de sus artículos, llamado "La Importancia Práctica de la Doctrina de la Predestinación" puede ser bajado desde aquí.

Ambos enlaces son desde el sitio www.graciasoberana.com